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Viña del Mar: Pensar en verde la gestión de tránsito

  • Juan Patricio Cáceres
  • 15 ago
  • 4 Min. de lectura

El estudio “Mejoramiento Gestión de Tránsito Viña del Mar y Habilitación Subida Miraflores” aportó antecedentes concretos a una serie de debates en curso respecto de los espacios públicos de la “Ciudad Jardín”. Uno de estos temas de debate, mencionado reiteradamente en todas las actividades de participación ciudadana, es la calidad de las aceras de las calles locales de Población Vergara o Plan Viña, tanto en lo referido a los pavimentos de las veredas como en la ocupación de algunas de ellas como terrazas para servicio del comercio local. Las calles locales de Población Vergara tienen un ancho promedio de 15,60 metros, pero en un rango variable entre un mínimo de 14,60 metros y un máximo de 16,00 metros. Descontando 7 metros de calzada y 2 metros de veredas, resulta una faja de 4,60 metros de teóricas zonas de plantación que, en el conjunto de Plan Viña, suman la no despreciable superficie de 93.250 m², es decir, algo más de 9 hectáreas de un valioso activo ambiental que acoge el arbolado urbano, el tendido de redes eléctricas, los sistemas de iluminación vial y peatonal, y la extensión del uso comercial de su borde urbano en ciertos sectores.

A diferencia de las avenidas más amplias y tradicionales, como Libertad, 8 Norte o San Martín, las áreas de plantación de las veredas de estas calles locales no entran en el contrato de concesión de mantención municipal. En simple, sólo reciben la mantención regular que puedan ofrecerle los vecinos más el apoyo del municipio ante la presencia de árboles dañados o residuos domiciliarios. Así, no resulta casual que, del universo de estas áreas, algo más de la mitad (51%) estén eriazas, 18% presenten algún grado de intervención en regular o mal estado, y solo un 31% de ellas puedan definirse como áreas verdes plenamente consolidadas. Estas áreas verdes consolidadas enfrentan bordes residenciales, habitualmente, y suelen corresponder a zonas de césped -homogéneas o alternadas con plantaciones dispares- y que se intercalan con otras áreas eriazas o pavimentadas. En síntesis, la falta de una lectura unitaria y continua de estos elementos es la norma. Sin embargo, existen notables excepciones que dan cuenta de todo el potencial subutilizado que ofrecen estas franjas de plantación.

La propuesta desarrollada por los profesionales de PaisajeVIVO buscó reconocer las áreas verdes existentes y enriquecerlas en base a cuatro principios concurrentes:

  • Proteger las áreas verdes -eriazas o consolidadas. Esto incluyó la especificación de respetar el nivel del terreno natural observado en aquellas que contasen con arbolado urbano existente a conservar, y la de demoler las superficies pavimentadas construidas fuera de norma o sin permiso municipal, con el fin de recuperar todo el potencial verde de Población Vergara.

  • Promover un sentido de unidad ambiental, dando continuidad a áreas verdes existentes, en caso de que estas estuviesen consolidadas y fuesen mayoritarias en una manzana dada; y, en caso de no reconocerse un patrón, promover un sistema de plantación unitario por manzana o conjuntos homogéneos de ellas.

  • Crear un sistema de “corredores verdes” al interior de Población Vergara capaz de interconectar el sistema de parques del borde costero e, idealmente, el complejo de parques de valor intercomunal ubicado al oriente -sistema Granadillas-Sausalito-Sporting. Para ello se propuso, primero, plantar todas las zonas hoy eriazas, empleando para ello gramíneas, geófitas y arbustos, de bajo consumo hídrico y, a la vez, de alto valor ambiental -tanto estético como de hábitat para aves e insectos polinizadores.

  • Emplear estas áreas verdes como sistemas supletorios de recolección, retención e infiltración de aguas lluvias. Estos elementos infiltrantes se ubicarían bajo el nivel de la calzada, pero su terminación superficial debiese coincidir con las áreas verdes existentes o propuestas.

En síntesis, en una tendencia global de progresiva complejidad de los usos de los espacios públicos urbanos, cuando se destaca el valor ambiental -actual o potencial- de una acera a través de sus plantaciones, se relativiza el valor de uso de otras alternativas que compiten por el mismo espacio -veredas, ciclovías, estacionamientos o terrazas de uso comercial, que conllevan indicadores económicos más evidentes de cuantificar. Este estudio permite sugerir que, en el caso de las áreas verdes de Viña del Mar, reconocer este valor no es una responsabilidad exclusiva y excluyente de la autoridad local, pues son los actores privados los que lo han reconocido ya como un atributo hedónico del cual obtienen un beneficio concreto, razón subyacente que explica el esfuerzo y la inversión en estas intervenciones. Así, más que una mala noticia, el asumir que cerca de un 70% de las áreas verdes de las calles locales de Población Vergara presentan un estándar sub-óptimo, es una oportunidad de implementar un ámbito de colaboración público-privada que demanda, como condición inicial, un liderazgo creativo y con visión de futuro, que permita convocar, promover y orientar la acción colectiva de la comunidad local que, como se ve, tiene vocación y capacidad de cuidar y mantener sus espacios públicos cuando se lo propone.

El estudio “Mejoramiento Gestión de Tránsito Viña del Mar y Habilitación Subida Miraflores” fue liderado por el Programa de Vialidad y Transporte Urbano SECTRA del Ministerio de Transportes y Telecomunicaciones y desarrollado por Carrasco, Gálvez y Moreno Ingeniería Ltda. [CGMI], equipo del cual PaisajeVIVO Ltda. fue parte integrante.


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